Jugos, amores y negociaciones.

Si hay algo que aprendí cuando tenía negociación fue que desde antes de saber nuestro nombre, sabemos negociar.
Seamos malos o buenos en la materia, negociar para comer lo que queremos, para volver un poco más tarde, para ganar un sueldo mejor son cosas de la cotidianidad propias del ser humano.
Por otro lado antes de saber decir nuestro nombre también tenemos algún referente que nos enseña y brinda amor. De la misma forma que negociar vamos repartiendo y recibiendo amor con total normalidad durante toda nuestra vida.
Entonces vamos creciendo entre amores y negocios o negocios y amores, dejamos de querer exclusivamente a papá y a mamá para empezar a crecer nuestras relaciones con distintos amores, así como empezamos a negociar productos tangibles o intangibles cada vez mayores. Si vivir solo se tratara de amores y negocios exitosos sería bastante llevadero, como en las películas, pero como en el resto de las vidas hay negocios perdidos y amores no encontrados. ¿Que tendrá que ver algo tan racional con algo tan subjetivo? Es simple. El verdadero amor es una completa y correcta negociación y las dos partes tienen que ceder y llegar a un mutuo acuerdo.
Hace vaaaaarios años que estamos enseñándole a Juan Pablo a compartir, espacios, juegos y jugos. Fundamentalmente los jugos, en casa comemos muy saludable pero de vez en cuando, cuando vamos al súper mamá compra una botellita de jugo y ahí se mezcla el amor con la negociación. La botella la abro yo (porque rutinarios siempre) y en ese segundo que demoré ya me la sacó y se la empinó. Ahí mamá empezó mientras maneja a mirarlo por el espejo retrovisor y decir JUAN HAY QUE COM PAR TIR, CONVIDALA A ISA.
Juan, que no habla pero te fulmina con la mirada me da la botella con todo el amor que le logra salir, ahí tomo yo una semejante yasabenque peleando por un jugo con su hermano de 9.
Mamá festeja y le dice MUY BIEN JUAN QUE SABE COMPARTIR,  recién ahí toma ella, y Juan que a esta altura siente que viene perdiendo la negociación del jugo cede por amor, entonces aplaude, te acaricia el pelo con la mano derecha, se arrima para darte un beso pero en realidad con la izquierda te saca a la velocidad de la Luz la botella y cuando querés acordar ya está terminándosela. Ambos cedimos en turnos, llegamos a un acuerdo silencioso y a un cierre exitoso porque atrás de todo estuvo presente la forma de querernos; amarnos.

Pregúntate hoy si por ese amor que tenes por ahí sos capaz de ceder, exigir, negociar y amar a la misma vez. Porque el amor y los negocios no son para flojitos.

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Comentarios

  1. Mi hija me saca todo lo que a ella le gusta y me convida lo que no le gusta o no quiere comer, como las galletitas que vienen con las tapitas al revés.

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