Si la vida no fuera impredecible

Es completamente real cuando decimos que las personas autistas necesitan una estricta rutina y que cambiarla puede desatar una crisis en un minuto. Y cuando digo un minuto estoy dando bastante tiempo.
Muchos años antes de ser hermana mayor, un día viendo Rain Man le pregunte a mi tía que era el autismo, y uno de los ejemplos que me puso fue que si todos los días haces su café en una taza y un día lo haces en otra se ponen mal. Sinceramente cualquier persona que tenga relación con algún autista sabrá que todos tienen su ejemplo con la taza a su medida.
La regla más básica del Autismo es "no romper rutinas". Es concreta y muy clara de estudiar. Ahora en el tema de la práctica más de uno llegamos al final de cada día rozando el límite para no romper valga la redundancia esta importante regla.
Cada movimiento hay que predecirlo, "Vamos a lavarte las manos", "Vamos a ir al colegio", "Va a venir Tia" y hay que hacerlo con un tiempo prudencial, no existe el plan de último momento, necesitas mínimo 5 minutos para predecir una acción concreta, que seguramente la hayas predecido hace 24hs o menos para la misma situación porque todos los días los horarios se deben cumplir.
Estaría todo bien, si la vida ¡NO FUERA BÁSICAMENTE IMPREDDCIBLE!
Y entonces te encontrás un sábado de tarde jugando con plasticina, todo está en orden, mamá se seca el pelo en el patio, la tele está sin volumen, Juan se sacó unas 34 veces y media el pantalón con 10 grados afuera.
Y llegan visitas.
Visitas inesperadas, no importa quién sea, entonces la/s visita/s llegan directo  saludarlo, sin previo aviso nuestro.
Y traen regalos, con papel de regalos, (con todo el ruido que hacen), y los regalos son juegos de causa y efecto, entonces empiezan a sonar sin parar, y las personas que vienen no se acuerdan siempre que hay que hablar bajito, y Juan se empieza a emocionar con toda la gente, y en el máximo pico de emoción, se desata la crisis.
Entonces pasa de la risa al llanto en -como dije al principio- menos de un minuto, no sabes cuando, ni cómo y menos la razón pero ahora tenes un niño llorando y gritando sin parar, con suerte sin agresiones.
 Corrés a buscar la medicación que lo ayuda a calmarse, mamá entra, se apronta y sabemos que es el momento de salir en auto para que se distraiga y se calme.
Lo calzás, bueno haces el intento mientras tu cerebro reacciona en la medida de lo posible, y te das cuenta que el jodido nudo está muy cerrado y Juan se mueve para todos lados como si fuera una pataleta de un neurotipico de 4 años.
Hasta que lo logras, suben al auto y tratan de ayudarlo a calmarse.
Se van.
La visita quedo perpleja mientras una sigue su vida como si nada extraño hubiese sucedido.
Nadie entiende nada.
No sabemos qué pasó, no es por la presencia de nadie en especial, no es porque los regalos no le gustaron, no es porque no los quiera, es que simplemente hubo un cambio imprevisto en la rutina.
Créanme que en un par de horas todo va a estar tan tranquilo como si acá nunca pasó nada.


Comentarios

  1. Cuanto ayudan estas anecdotas para entender mejor a Las personas. Gracias Isa!

    ResponderBorrar
  2. Me encantan tus historias, me hacen pensar y aprender un poquito más cada día.
    Gracias Isa.

    ResponderBorrar
  3. Ay, los regalos son todo un tema. En una Navidad mi suegra y mi cuñada le regalaron a Laura una cámara de fotos de juguete de Fisher-Price. Hermosa, cara, y muuuy ruidosa. En cuanto empezó a sonar con todos sus ruidos Laura se puso a llorar y tardó mucho tiempo en calmarse. Lo peor es que por más que les expliques a los demás el tema de la desregulación sensorial parece que nunca te entienden.

    ResponderBorrar

Publicar un comentario

Entradas más populares de este blog

Cortes de Pelo

Un Consejo de Hermana.